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Innovar, sostener y resistir: esa es la clave de la química moderna.

En un momento donde los desafíos globales se suceden —crisis geopolíticas, climáticas y energéticas— el sector químico se encuentra en el centro del tablero. ¿Cómo puede una industria que consume cerca del 20 % de la energía industrial convertirse en un pilar de sostenibilidad? ¿Es compatible producir más, emitir menos y resistir mejor?

La respuesta, según los últimos informes de Deloitte y McKinsey, es un sí rotundo. Pero no un sí sencillo.

Escenario 2025: transformación operativa, modelos sostenibles y resiliencia a la disrupción

El “2025 Chemical Industry Outlook” de Deloitte identifica tres vectores de cambio: eficiencia operativa, sostenibilidad e infraestructura resiliente. A pesar de la presión por márgenes, el sector se prepara para crecer un 3,5 % este año.

McKinsey, por su parte, alerta sobre una etapa de menor rentabilidad desde 2022. La sobrecapacidad, los costes energéticos y una regulación cada vez más exigente exigen a las compañías transformarse con audacia. Solo las que tomen decisiones valientes en innovación mantendrán su posición.

Sostenibilidad: palanca de crecimiento

Lo que antes era una declaración de intenciones hoy es un requisito de mercado. Apostar por la sostenibilidad no solo reduce huella de carbono: mejora márgenes y fideliza clientes.

Según Deloitte, las empresas químicas que reportan prácticas sostenibles ganan mayor confianza en clientes B2B, pueden aplicar primas de precio por sus productos verdes y duplican (o casi triplican) la fidelidad de sus compradores.

Para McKinsey, este es el terreno ideal para que las empresas químicas generen ventajas competitivas a largo plazo.

Resiliencia: capacidad de respuesta a la incertidumbre

El entorno internacional ha puesto a prueba la capacidad de respuesta del sector. El conflicto energético europeo, la crisis de suministros en Asia o el acceso a químicos estratégicos en EE. UU. revelan la vulnerabilidad de las cadenas globales.

¿La solución? Reforzar capacidades locales, apostar por supply chains más robustas y anticipar disrupciones. India, por ejemplo, ya emerge como nuevo polo químico mundial por su visión de resiliencia combinada con crecimiento industrial.

Cirlularidad y trazabilidad: la receta es ecodiseño

La industria química avanza hacia productos pensados para ser reciclables, trazables y adaptados a las regulaciones de reciclaje. Iniciativas como Together for Sustainability, que agrupa a 57 grandes empresas del sector, marcan el camino hacia una cadena de suministro transparente y auditable.

Esto implica rediseñar procesos, incorporar criterios ambientales desde I+D y cumplir estándares ESG exigentes. Y hacerlo no como un coste, sino como una inversión en reputación, cumplimiento y eficiencia.

Digitalización y IoT: máquinas que preven fallos

La sensorización de procesos y el uso de analítica en tiempo real permiten prevenir fallos, mejorar rendimientos y reducir el consumo energético.

Aunque los proyectos IoT en petroquímica enfrentan barreras —como la cultura del secreto o el presupuesto— los resultados hablan por sí solos. Procesos más estables, menos fallos y una visión predictiva para gestionar plantas complejas.

Electrólisis verde química con energía limpia

Producir químicos mediante electrólisis alimentada por fuentes renovables es uno de los grandes desafíos de la década. Aún incipiente, esta tecnología podría permitir la fabricación de hidrógeno o amoníaco sin emisiones.

El reto: escalar estas soluciones para cubrir más del 50 % de la demanda energética en la producción limpia de aquí a 2050. Y hacerlo sin disparar los costes.

 

Mercado y rentabilidad: la reforma es necesaria

Según McKinsey, solo algunas compañías químicas mantienen retornos superiores al mercado. La mayoría ha visto caer su TSR desde 2022. ¿La solución? Invertir en modelos sostenibles, reforzar su resiliencia operativa y adaptar su estrategia a las nuevas demandas regulatorias y sociales.

Este no es un discurso verde: es un imperativo económico.

Decálogo de Acción Dynatec

Desde Dynatec, compartimos 10 claves para que ingenieros y empresas del sector actúen ya:

  1. Diseñar productos químicos reciclables y reutilizables.
  2. Sensorizar procesos para prevenir fallos y optimizar energía.
  3. Asegurar suministro crítico con fuentes locales y plan B.
  4. Reportar indicadores ESG con total transparencia.
  5. Apostar por pilotos de electrólisis y química limpia.
  6. Digitalizar la trazabilidad y la operación de planta.
  7. Usar metodologías híbridas entre Agile y planta.
  8. Formar equipos en gemelos digitales y sostenibilidad.
  9. Coordinar R&D, compras y operaciones en roadmaps comunes.
  10. Comunicar avances con rigor técnico y lenguaje de cliente.

Reconfigurar para resistir y crecer

La industria química global está ante un punto de inflexión. Si elige el camino de la sostenibilidad y la resiliencia, podrá liderar el futuro energético. Si no, corre el riesgo de quedarse atrás.

Desde Dynatec, lo tenemos claro: no se trata solo de transformar procesos. Se trata de transformar el impacto. Y eso es responsabilidad compartida entre quienes diseñan, operan, suministran… y lideran.

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