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No son pocas las películas y las revistas de historietas que hemos leído o podido ver a lo largo de nuestra infancia en las que se muestra el rayo de la muerte. De hecho, en la mayor parte de éstas, el mismo consiste en el arma más potente que podría acabar eliminando a todos los enemigos. En este sentido, aunque pareciera que algo como eso no podría llegar a salir nunca de la mera ficción, hoy la ingeniería nos sorprende haciéndonos creer un poco más en nuestras propias historias.

Ingeniería y la posibilidad de que exista el rayo de la muerte

Lo primero que debemos aclarar en este punto tiene que ver con que no es la primera vez que se menciona este tema por fuera de las historias de ficción. Ya hacia la década de 1930 el gran inventor de la electricidad, Nikola Tesla, realizaba la propuesta de la creación de un rayo, que recibiría el nombre de “teleforce”. En ese momento, el mismo consistía en una insólita invención en materia de ingeniería que sería capaz de terminar por completo con las guerras. Esto se debería a que el propio rayo sería considerado como el arma más potente de todas, sin poder ser vencido por ninguna otra. De esa manera, no habría arma nuclear ni otra terrenal que pudiese llegar a superar su poder, acabando con cualquier tipo de combate.

Sin embargo, dos fueron los problemas fundamentales con los que se encontró Tesla en su propuesta. Uno de ellos tuvo que ver con la falta de los recursos económicos necesarios para que esto pudiese llegar a hacerse realidad. Por otro lado, contó también con prácticamente nulo apoyo, por lo que ni siquiera pudo llegar a experimentar para dar con conclusiones concretas y prácticas. Es por estos motivos que, en realidad, no puede saberse en detalle acerca de la tecnología y los avances en ingeniería propuestos para lograr este invento.

Siguiendo esta línea, podemos situar la implementación de lo que conocemos en la actualidad como rayo láser, a lo largo de la década de 1970. Su primera aplicación tuvo lugar en el interior de los ámbitos industriales, tanto para el corte como para la soldadura de objetos y metales. Si esto pudo llegar a efectuarse tuvo que ver con que se logró contar con todos los medios necesarios para su generación, como así también con potencias emitidas que resultaron ser cada vez mayores e hicieron posibles las mejoras en estos experimentos.

El funcionamiento de los rayos láser mencionados con anterioridad consistía en la capacidad de generar en los puntos específicos una temperatura tal, que permitiera la fusión de materiales.

https://www.cadranpolitic.ro/lockheed-martin-dezvolta-noi-arme-laser/

Los años pasan para la ingeniería y los avances son cada vez más indiscutibles

Ya hemos hablado acerca de los comienzos y la historia de los rayos láser y las ideas de Tesla acerca de la posibilidad de crear el famoso rayo de la muerte que permitiría acabar con todos los enfrentamientos armados y militares. Sin embargo, hacia el año 2014, ya entrados en el presente siglo, se desplegó en el Golfo Pérsico un equipo experimental de láser de 30 KW LAWS. En ese entonces, el objetivo principal era evaluar si éste era capaz de generar la potencia y la distancia necesaria para derribar drones. También se intentaba dar cuenta de si podía llegar a paralizar el funcionamiento de diversos sensores y detener el movimiento de embarcaciones, en principio pequeñas. Por otro lado, se buscaba evaluar si este rayo podía marcar objetivos de disparo hacia otros tipos de armas que son habituales en los conflictos militares.

Pudiendo dar continuidad a estos avances, reconocemos en la actualidad a la empresa Lockheed Martin. Esta, ha llevado adelante el desarrollo de un sistema diferentes, de cuyas características no se ha efectuado un desarrollo importante. De todas maneras, por lo que se ha llegado a saber, la potencia del mismo podría llegar a ser de 2 a 5 veces mayor que los generados hasta ahora. Recibiría el nombre de “HELIOS” y sería montado sobre un equipo destructor como Arleigh Burke.

Pese al revuelo que este avance en materia de ingeniería ha generado, se estima que por el momento no podría ser utilizado más que en objetos pequeños y ubicados a distancias no demasiado extensas. De allí se desprende una desmentida acerca de que ya estaría en condiciones de usarse para combatir y destruir misiles u otros objetos de esta índole. Uno de los grandes problemas con que cuenta este sistema y que genera dichas limitaciones tiene que ver con que demanda de cantidades exorbitantes de energía, como así también de medios de refrigeración que el soporte en el que es instalado no es capaz de proporcionar por el momento.

Se estima que se continuarán llevando a cabo desarrollos e innovaciones en esta materia, por lo que en el corto plazo podremos tener nuevas novedades al respecto. Además, nadie descarta la posibilidad de que este avance en materia de ingeniería pueda ser colocado sobre un soporte terrestre vehicular, que facilitaría su traslado.

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