La contaminación por plásticos constituye uno de los mayores desafíos ambientales de este siglo.
En nuestro planeta hay un legado monumental de una gran civilización, tan grande, que se puede ver desde el espacio. No, no es la Gran Muralla China, sino una gigantesca isla de basura que inunda el océano. Una montaña de plásticos, de un millón de metros cuadrados, que recibe el nombre de séptimo continente.
Los micro plásticos tóxicos ya han empezado a formar parte del ecosistema y de la cadena alimentaria, convirtiéndose en el legado que dejamos a las generaciones del futuro.
El plástico ha inundado nuestra vida diaria: podemos encontrarlo en envases de productos, ingredientes de cosméticos, el textil de la ropa, materiales de construcción y todo tipo de usos.
Podríamos decir que los plásticos han tomado la Tierra. Su creciente producción y uso amenazan con contaminar cada rincón del planeta.
Cada año, los europeos generamos 25 millones de toneladas de residuos de plástico, pero se dice pronto, menos del 30 % se recoge para ser reciclado; el resto se entierra y una parte acaba en el mar.
Los podemos encontrar en la playa, en las rocas, flotando en el agua e incluso en las zonas más profundas. Desde el Ártico hasta la Antártida, en zonas pobladas y en islas deshabitadas. Cada año, los mares y océanos son receptores de hasta 12 millones de toneladas de basura.
Una media de 8 millones de toneladas de plástico son vertidas cada año a los océanos, esto equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Si no cambiamos de tendencia, en 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces.
El uso del plástico es insostenible y es un claro ejemplo de los impactos de la cultura del usar y tirar. Por ello hay que ir al origen del problema y, en primer lugar, reducir la cantidad de plástico que se pone en circulación y después apostar por la reutilización.
El reciclado del plástico una solución
La aplicación de la estrategia de economía circular es un campo abierto a la innovación con grandes oportunidades para las empresas no solo en actuaciones de reutilización y reciclado como vemos en este artículo, también por ejemplo en la creación de productos con materiales biodegradables de menor impacto ambiental.
Con el fin de invertir el impacto que el uso de plásticos está teniendo en el medioambiente y en la salud, la Unión Europea obligará a que en el 2030 todos los envases de plástico sean reciclables, se restringa el uso de micro plástico y se reduzca su utilización.
Los plásticos constituyen el grupo de materiales más ampliamente usados por sus características versátiles. Son los materiales más regulados en cuanto a seguridad y sus aplicaciones son muy diversas.
Una de sus mayores cualidades, la versatilidad, hace que en muchas ocasiones su reciclado más tradicional (el reciclado mecánico) se vea limitado debido a varias razones, como son, entre otras: 1) Un gran número de plásticos existentes, 2) En ocasiones la presencia de más de un plástico en un mismo producto y 3) Algunos de esos plásticos no son fundibles para aumentar sus propiedades de resistencia mecánica y térmica.
En este entorno, Europa pide cada vez más una mayor circularidad de la Industria y de la Sociedad, relacionada con la necesidad de mantener los recursos en el sistema productivo y disminuir la dependencia de terceros países.
Así surge cada vez más la necesidad de desarrollar tecnologías nuevas, y no tan nuevas, complementarias al reciclado mecánico cuyo objetivo es alcanzar la eficiencia de recursos y el vertido cero.
¿En qué consiste el reciclaje químico?
El reciclado químico de plásticos es una novedosa tecnología que permite descomponer el plástico en materias primas y monómeros de alta calidad con los que fabricar nuevos productos químicos y plásticos.
Supone por tanto una alternativa útil para recuperar aquellos residuos plásticos para los cuales el reciclaje mecánico no es una opción viable o sostenible.
Esta tecnología también ofrece una solución a aquellos residuos plásticos para los cuales el reciclaje mecánico no es una opción viable o sostenible, contribuyendo así a cerrar el círculo y creando una economía circular de los plásticos.
A través de los procesos de reciclaje químico se consigue la descomposición del polímero bien en hidrocarburos (aceites), que pueden emplearse en diversas aplicaciones, o en sus correspondientes monómeros, que pueden ser empleados de nuevo en procesos de polimerización para obtener nuevo material plástico de calidad equivalente al material virgen.
A diferencia del reciclaje mecánico, el reciclaje químico se encuentra mucho menos desarrollado y extendido y hoy en día es difícil de encontrar a escala industrial. Sin embargo, el reciclaje químico puede considerarse como un proceso complementario al mecánico ya que es aplicable a determinados materiales para los que el reciclaje mecánico no ofrece, una solución en estos momentos.
El proceso de reciclaje mecánico —que consiste en clasificar, lavar, granular y finalmente volver a fundir el material para transformarlo en nuevos productos— es muy eficaz en el caso de objetos hechos con un único polímero (por ejemplo, una garrafa de polietileno) o en el de aquellos objetos cuyos múltiples componentes pueden separarse adecuadamente.
Sin embargo, el proceso resulta mucho más complicado cuando se trata de objetos hechos con varios polímeros o materiales íntimamente relacionados (por ejemplo, algunos envases alimentarios multicapa) o de residuos que están contaminados o que contienen sustancias no deseadas.
La realidad del asunto es ligeramente más compleja, puesto que a veces es posible reciclar juntos componentes diferentes para obtener una mezcla con la que se pueden crear nuevos objetos.
La única restricción es que esos materiales reciclados a menudo tienen un rendimiento inferior y, por lo tanto, se reutilizan en aplicaciones técnicamente menos exigentes que las originales y cuyo mercado es limitado (mobiliario urbano, por ejemplo). Dicho esto, cabe señalar que hoy en día el 50 % de los distintos envases de plástico que se utilizan en los hogares es fácilmente reciclable.
En vistas a los objetivos que plantea la UE en su Estrategia de Plásticos en la Economía Circular, son varias las empresas y grupos de investigación que dedican esfuerzos en desarrollar procesos de reciclaje químico alternativos y adecuados para la recuperación de polímeros de materiales multicapa.
En la actualidad, la reutilización, el reciclaje y el uso de material reciclado son palancas clave para el desarrollo de un futuro más circular y sostenible que han sido identificadas como prioritarias en la Estrategia de los Plásticos de la Comisión Europea. Por ello, el reciclado químico se posiciona como una tecnología de gran proyección y necesaria para poder cumplir con los ambiciosos objetivos fijados por la Unión Europa en cuanto a tasas de plástico reciclado.
El sector químico: la industria que impulsa la innovación con plásticos
La industria química y de los plásticos ofrece soluciones innovadoras que garantizan el uso, reutilización y reciclaje de estos materiales de forma responsable, acelerando su circularidad y teniendo en cuenta el ciclo de vida completo del producto, mejorando de manera sustancial las prestaciones y durabilidad de los productos.
2020 ha supuesto un año clave en lo que a Economía Circular se refiere. Este año, la Comisión Europea publicaba el nuevo plan de Acción para le Economía Circular y por su parte, el Gobierno Español, con el Ministerio de Transición Ecológica liderando la iniciativa, publicaba la Estrategia Española de Economía Circular. Ambos documentos, ponían el foco en una serie de sectores prioritarios, el industrial y el de los plásticos entre ellos, a los que se debía prestar especial atención por su capacidad para cambiar el modelo. También se hace referencia a la importancia de la I+D+i como vehículo para facilitar esa transición.
Las nuevas tecnologías, procesos, servicios y modelos empresariales que se necesitan para alcanzar estos propósitos hacen indispensable una apuesta clara y decidida por la I+D+i, pues para innovar, las empresas necesitan apoyo y colaboración por parte de todos los agentes de la cadena de valor, de las instituciones y de la colaboración público-privada, principios que promueven entidades como la Plataforma Tecnológica SusChem-España y PlasticsEurope, la asociación paneuropea de productores de materias primas plásticas.
El reciclado químico en datos
AMI Consulting ha publicado un nuevo informe sobre la industria del reciclaje químico internacional. El informe ofrece una visión completa del estado actual del reciclaje químico de polímeros de productos básicos, los impulsores del mercado, la dinámica de crecimiento, así como una previsión de desarrollo futuro.
La cantidad de desechos plásticos en el medio ambiente se ha convertido en una preocupación importante en todo el mundo. En los últimos años ha habido un gran impulso hacia la sostenibilidad y la ‘economía circular’.
Se están introduciendo medidas legislativas para frenar la producción de residuos plásticos e incluir más contenido reciclado en los productos cotidianos, con Europa a la cabeza.
Se han exportado volúmenes significativos de residuos a China, hasta que en 2018 China introdujo su política ‘National Sword’ que prohibió la importación de residuos plásticos, dejando a muchos países sin un destino para sus residuos plásticos. Además, muchas marcas están buscando incluir más contenido reciclado en sus envases.
Empresas que apuestan por los productos del reciclado químico de plásticos
Repsol ha puesto muchos recursos en marcha para liderar la búsqueda de nuevas soluciones para impulsar la Economía Circular y promover que una gran cantidad de residuos plásticos, que actualmente van a vertedero, sean transformados en nueva materia prima para sus procesos petroquímicos.
El proyecto Zero, es una iniciativa que Repsol ha puesto en marcha para el aprovechamiento de los aceites sintéticos que se producen al tratar mediante nuevas tecnologías de reciclaje químico, residuos plásticos no reciclables de manera mecánica tradicional.
Mediante esta tecnología los polímeros plásticos se transforman en hidrocarburos o aceite de pirolisis que pueden ser usados de nuevo en la petroquímica. Esto supone una oportunidad para apoyar la economía circular de manera transversal, y para ofrecer beneficios a la sociedad desde las áreas de Refino y Química de Repsol.
Audi y el Instituto Tecnológico de Karlsruhe han puesto en marcha un proyecto piloto para el reciclado químico de los plásticos presentes en los vehículos. Para ello, la empresa proporciona componentes de plástico que ya no son necesarios, como los depósitos de combustible, las piezas de los tapacubos de las ruedas y las rejillas de los radiadores de modelos de Audi que regresan de la red de concesionarios alemanes, por ejemplo.
Neste, ReNew ELP y Licella están también trabajando para explorar el potencial de usar residuos plásticos en la producción de combustibles, químicos y nuevos plásticos.
Sin duda, el reciclado químico es una alternativa de valor dentro de la economía circular de los plásticos. La creciente demanda de producción de reciclaje químico de las marcas mundiales y la industria química requerirá una fuerte colaboración con toda la cadena de valor del plástico. Sólo así se podrán alcanzar los ambiciosos objetivos de reciclaje de plásticos establecidos por la UE.