¿Podríamos capturar en el aire las emisiones de CO2, que han agravado el calentamiento?, ¿se pueden crear grandes ventiladores encargados de succionar esos gases que calientan la atmósfera? ¿Pensarlo es jugar a ser un Julio Verne o es solo una nueva optimista demostración de la tecnolatría del ser humano?
Cada año que pasa confirma que el planeta no deja de calentarse a un ritmo que nunca había conocido. Ocho de los 10 años más cálidos de nuestro planeta se produjeron en la última década, según análisis de varias organizaciones (NASA, Administración Nacional Oceánica y Atmosférica –NOAA–, y Berkeley Earth). Lo que está calentando al planeta es resultado de actividades humanas, que expulsan gases de efecto invernadero a la atmósfera.
La concentración de CO2 en la atmósfera ha batido un récord en 2021, según el Organismo Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, y el mes de julio ha sido el más caluroso en 142 años, a pesar de la pandemia.
Entre las opciones para detener esta situación, está evidentemente reducir o parar el consumo de combustibles fósiles, que suponen el 84% de nuestras fuentes de energía. Y la solución tiene que ser urgente, porque en lo climático estamos ante una emergencia. Según los expertos, las únicas tecnologías útiles para algo tan urgente como el cambio climático son las que existen, las que están a mano y las que se pueden implementar a gran escala en uno o dos años.
Fernando Valladares, doctor en Biología e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, está preocupado por “el tecnoptimismo, esa visión idealizada de la tecnología salvadora”. Dice que las tecnologías tipo geoingenierías y las relacionadas con la captura de CO2 son áreas de innovación, pero no son las adecuadas para hacer frente a la emergencia climática.
Estas son las energías renovables, (“imperfectas e insuficientes, pero clave para la transición hacia una nueva economía”), las relacionadas con el aumento de la eficiencia energética y la electrificación de la energía, según Valladares Pero las demás (como, por ejemplo, el hidrógeno verde, o la nuclear de fusión) no están desarrolladas en la medida en que puedan ayudarnos contra este desastre. «Cuando estén, bienvenidas, de momento, no hacer planes con ellas ni soñar ni detraer un minuto de tiempo que pueda emplearse en lo que sí funciona» segun palabras del científico.
El Acuerdo de París, el pacto internacional que guía la lucha contra el cambio climático, marcó como objetivo que el aumento medio de la temperatura del planeta en 2100 se quede por debajo de los dos grados, y dejarlo en 1,5 grados, en la medida de lo posible. Para ello estableció que se tendrá que alcanzar «un equilibrio entre las emisiones antropógenas» y «la absorción» de los gases de efecto invernadero en la segunda mitad del siglo. De esta manera abrió la puerta a las llamadas “tecnologías de emisión negativas” como herramienta para poder alcanzar los objetivos de París.
Tecnologías de emergencia climática
Estas tecnologías contra la emergencia climática, que básicamente son la captura y almacenamiento del carbono, son las que más se mencionan por parte de muchas empresas como parte de su responsabilidad hacia el planeta.
Es probable que la extracción de carbono de la atmósfera, tanto por medio de la naturaleza como de la tecnología, constituya una parte importante del esfuerzo mundial para reducir las emisiones y evitar los peores efectos de la crisis climática.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) considera que la eliminación del carbono es esencial para cumplir el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados, y está ganando adeptos entre los inversores.
La realidad es que ya funcionan máquinas que succionan dióxido de carbono (CO2) directamente del aire como fórmula para mitigar la crisis climática. Un número cada vez mayor de empresas están poniendo en marcha estos primeros dispositivos.
La construcción de plantas de captura de CO2 se plantea como una gran esperanza para combatir el cambio climático, pero hace falta que sean muchas más y mucho más grandes
Las opciones y modalidades son muy diversas. Existen desde máquinas que captan directamente el CO2y lo entierran bajo el subsuelo, hasta equipamientos preparados por la industria del petróleo para volver a dejar el CO2en antiguos yacimientos abandonados. Algunas de los emprendedores ya han vendido sus servicios de eliminación de CO2 a compradores como Bill Gates, Swiss Re, Shopify y Audi.
Climeworks instala en Islandia una planta de captura directa de CO2 que luego se entierra en el subsuelo
Una de las empresas líderes en el sector es la suiza Climewoks, que ha instalado la planta comercial de captura y almacenamiento de CO2más grandes en Islandia (Orca).
Dotada de ocho colectores con filtros, es capaz de tratar 4.000 toneladas de CO2al año. En el proyecto, una empresa asociada, Carbfix, recoge el CO2 y lo inyecta bajo tierra con agua, donde se mineraliza a los dos años.
Climeworks eligió Islandia por dos razones. El lugar garantiza una energía renovable (en la cercana planta de energía geotérmica Hellisheidi). Y, además, “las condiciones geológicas ideales hacen de Islandia el sitio perfecto para combinar la captura directa del aire con la mineralización de CO2” bajo el suelo.
Un ejemplo informativo de su web: con aportaciones fijas mensuales de 50 euros se logra eliminar 600 kilos de CO2al año, las emisiones del consumo de un en 2.350 kilómetros.
Actualmente, las plantas de Climeworks tienen una eficiencia del 90%, ya que emiten 10 kg de CO2 por cada 100 kg retirados de la atmósfera. El objetivo es aumentar ese porcentaje hasta el 96% mediante una mayor innovación.
La empresa es titular de varias patentes relativas a su tecnología, a las cuales atribuye un gran valor, pues permiten proteger los conocimientos y asegurar las inversiones. Originalmente financiada a través de programas de desarrollo y becas de investigación, la empresa se desligó en 2009 de la Escuela Politécnica Federal para convertirse en una empresa privada, que hasta la fecha ha captado inversiones por valor de 50 millones de francos suizos.
La esperanza es que la construcción de más y mayores plantas para capturar carbono del aire ayude a las empresas a descubrir cómo optimizar las operaciones, reducir los costes y conseguir economías de escala. Climeworks estima que para finales de la década de 2030 reducirá los costes entre 600 y 800 dólares (530 y 706 euros) por tonelada de carbono a alrededor de 100 a 150 dólares (88 y 132 euros).
Un número cada vez mayor de personas y empresas, incluidas Microsoft, Stripe y Square, ya están pagando los elevados precios actuales para eliminar el carbono del aire mientras se esfuerzan por anular sus emisiones. Eso está proporcionando unos primeros ingresos cruciales.
Captura y almacenamiento de CO2: un mercado que gana adeptos
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) considera que la eliminación del carbono es esencial para cumplir el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados, y está ganando adeptos entre los inversores.
Según Fortune Business Insights, se prevé que el mercado mundial de captura y almacenamiento de carbono crezca de los 1.900 millones de euros que movió en 2021 hasta los casi 7.000 millones en 2028.
Los datos de PitchBook indican que hay 55 empresas apoyadas por capital riesgo en el ecosistema de captura y captura de carbono de Europa. Los startups del sector recaudaron 50 millones de euros en 20 operaciones a lo largo de 2021, una cifra que se ve empequeñecida por los casi 1.000 millones de euros de este año en 12 operaciones hasta la fecha. La startup suiza Climeworks ha sido la que más dinero ha captado, con una ronda de más de 600 millones de euros.
Las empresas dedicadas a la eliminación de carbono adoptan distintas fórmulas: algunas se dedican a succionar el carbono directamente del aire, mientras que otras lo extraen de los procesos industriales antes de que se emita. Algunas startups recurren a la naturaleza para capturar el gas.
Business Insider ha pedido a inversores de capital riesgo y a expertos del sector que identifiquen tanto a startups que tienen en su cartera como aquellas destacadas en las que no hayan invertido dentro del sector y lo ha publicado en este interesante artículo: https://www.businessinsider.es/11-startups-eliminacion-carbono-debes-tener-radar-1058637
Esta nueva tecnología puede tardar una o dos décadas en penetrar, pero si el impulso económico está ahí, las cosas pueden ir rápido. El primer jet comercial estuvo disponible en 1951. Para 1965 eran omnipresentes.