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La energía nuclear está en el centro del debate energético global. Mientras que España ha decidido cerrar sus plantas nucleares en los próximos años, Estados Unidos ha tomado una dirección diferente, ampliando la vida útil de sus reactores hasta 2060. Esta diferencia en políticas refleja dos estrategias opuestas en la gestión energética que son clave para entender el futuro del sector energético mundial.

En España, las centrales nucleares de Ascó y Almaraz, que han estado en funcionamiento durante más de 40 años, tienen programado su cierre en los próximos seis años. En cambio, en Estados Unidos, las centrales «gemelas» de estas, como North Anna, están recibiendo actualizaciones tecnológicas que les permitirán seguir operando hasta 2060.

Cierre de centrales nucleares en España | panorama mundial

Situación de la energía nuclear en el mundo. Gráfico realizado por @OperadorNuclear. ➡️https://x.com/OperadorNuclear/status/1842781333510119678

¿Por qué estas decisiones tan diferentes en países con plantas nucleares similares? Vamos a explorar estas razones.

Cierre programado de las nucleares en España

España se ha marcado un plan claro: cerrar progresivamente sus cinco centrales nucleares activas, distribuidas en siete reactores. Los plazos para estos cierres ya están marcados en el calendario, y la transición hacia energías renovables es el enfoque principal. Las fechas clave son:

  • Almaraz I y II: Cierre en 2027 y 2028.
  • Ascó I y II: Previstas para cerrar en 2030 y 2032.
  • Cofrentes: Cierre en 2030.
  • Vandellós II y Trillo: Cierre en 2035.

Estas fechas apuntan a un futuro donde la energía nuclear en España desaparecerá por completo para dar paso a la energía solar, eólica e incluso hidrógeno verde.

Pero ¿es suficiente esta transición para cubrir la creciente demanda energética del país?

En la reciente 50ª Reunión Anual de la Sociedad Nuclear Española (SNE), el presidente Emilio Mínguez expresó su preocupación sobre la política energética de España, la cual, a su juicio, se está alejando de las tendencias globales al optar por el cierre de centrales nucleares. Según Mínguez, mientras que la mayoría de los países europeos y del mundo apuestan por mantener o extender la vida útil de sus plantas nucleares como parte de sus estrategias energéticas futuras, España ha decidido avanzar en una «carrera absurda hacia el cierre de sus centrales».

Mínguez advirtió que esta decisión tiene consecuencias significativas. Entre ellas, señaló la pérdida de una fuente de energía que es verde, sostenible y asequible, además del abandono de un conocimiento tecnológico avanzado y una industria que no solo aporta valor al PIB nacional, sino que también tiene proyección internacional.

Al cerrar los siete reactores nucleares que aún operan en el país, se corre el riesgo de generar un vacío difícil de recuperar, lo que podría afectar el desarrollo tecnológico y la capacidad de España para mantenerse competitiva en el ámbito energético global.

El sector nuclear español se siente «preparado y capacitado» para seguir operando las centrales con los más altos estándares de seguridad y eficiencia, y ha pedido al gobierno que reconsidere esta política de cierre para evitar la pérdida de puestos de trabajo de calidad y un sector que, durante décadas, ha sido fundamental para el país.

Este posicionamiento resalta la divergencia entre España y otros países, como Estados Unidos y Francia, que están extendiendo la vida útil de sus plantas nucleares como respuesta a la creciente demanda energética y la necesidad de reducir las emisiones de carbono.

 

El caso de Estados Unidos: modernización y extensión

En el otro extremo del Atlántico, Estados Unidos ha optado por una ruta diferente. En lugar de cerrar sus plantas nucleares, está invirtiendo en la modernización de sus instalaciones para extender su vida útil. La central de North Anna, una de las «gemelas» de Ascó y Almaraz, ha recibido autorización para operar hasta 2060, después de haber sido modernizada con tecnologías avanzadas, como nuevos sistemas de refrigeración y controles digitales.

¿Por qué Estados Unidos apuesta por la energía nuclear?

La razón principal es la creciente demanda energética, impulsada por el auge de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y los centros de datos

La creciente demanda de energía de los centros de datos de inteligencia artificial (IA) está impulsando un renacimiento en la energía nuclear | Dynatec

La creciente demanda de energía de los centros de datos de inteligencia artificial (IA) está impulsando un renacimiento en la energía nuclear

La International Energy Agency (IEA) estima que en 2022 se usaron entre 240 y 340 TWh de energía para centros de datos (excluyendo las criptodivisas). Eso supone un aumento de entre el 20 y el 70% respecto a 2015. Predecir que ese consumo se triplicará (crecimiento del 200%) en 2030 parece quizás algo aventurado, pero ciertamente este mercado está creciendo de forma exagerada y esas previsiones podrían cumplirse e incluso superarse.

La propia IEA admite que algunos países como Dinamarca multiplicarán por seis el consumo de sus centros de datos y representarán nada menos que el 15% del uso de energía de ese país. Otros estudios previos hablan de predicciones aún peores para las necesidades energéticas de los centros de datos a nivel global.

 

¿Es la IA la clave para el renacimiento nuclear?

Una de las razones detrás de la extensión de la vida de las plantas nucleares en EE. UU. es la enorme cantidad de energía que demandan sectores tecnológicos como la inteligencia artificial. Los centros de datos que alimentan estas tecnologías requieren una cantidad masiva de electricidad para funcionar, y la energía nuclear se presenta como una opción viable para suministrar esta demanda sin generar emisiones de carbono. De hecho, se espera que los centros de datos en EE. UU. consuman el 8% de la electricidad total del país para 2030.

¿Podría ser este el futuro de la energía nuclear en el mundo?

Con la creciente presión por reducir las emisiones y la necesidad de fuentes de energía constantes y fiables, la nuclear se perfila como una de las opciones más atractivas para satisfacer esta demanda. En este contexto, la inteligencia artificial no solo necesita energía, sino que también está ayudando a optimizar los reactores nucleares, haciendo que sean más seguros y eficientes.

Diferentes caminos, un mismo desafío

Mientras España apuesta decididamente por las energías renovables, otros países como Francia, China y Estados Unidos están ampliando o construyendo nuevas plantas nucleares. Esto plantea la pregunta: ¿es posible un futuro energético sin energía nuclear? La respuesta no es simple. Aunque las renovables ofrecen grandes ventajas, tienen el reto de la intermitencia: el viento no siempre sopla y el sol no siempre brilla. La energía nuclear, por otro lado, ofrece una fuente de energía constante y predecible.

Países como Alemania han cerrado sus plantas nucleares y están apostando todo por las renovables. Sin embargo, esta transición no ha estado exenta de desafíos, ya que han tenido que aumentar la importación de gas y carbón para suplir la demanda energética en momentos de baja producción renovable.

 

¿Debería España reconsiderar su postura?

El caso de España es interesante. Aunque el país se está volcando en grandes proyectos renovables, como el corredor del hidrógeno y nuevas centrales hidroeléctricas, el cierre de sus plantas nucleares plantea un desafío. Con el aumento de la demanda energética y los compromisos de descarbonización, ¿será suficiente depender únicamente de las energías renovables?

En este contexto, es importante preguntarse si España debería seguir el ejemplo de Estados Unidos y otros países, y extender la vida útil de sus plantas nucleares.

¿Es posible que en unos años España reevalúe su estrategia nuclear en función de los avances tecnológicos y las necesidades energéticas del país?

La dicotomía entre España y Estados Unidos refleja las diferentes estrategias que los países están adoptando frente a la transición energética. Mientras que en España las nucleares parecen tener los días contados, en EE. UU. y otros países están viendo un resurgimiento gracias a las actualizaciones tecnológicas y la creciente demanda de electricidad.

Entonces, ¿qué estrategia es la correcta? ¿Deberían los países priorizar el cierre de las plantas nucleares y apostar todo por las renovables, o es más sensato mantenerlas activas mientras se sigue desarrollando la infraestructura necesaria para las energías limpias?

En resumen, la respuesta dependerá de las necesidades específicas de cada país y de cómo evolucione la tecnología en los próximos años. Pero lo que está claro es que el debate sobre la energía nuclear está más vivo que nunca, y los próximos años serán clave para definir el futuro energético global. ¿Qué camino seguirá España? ¿Y el resto del mundo?

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