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En los sistemas complejos, desde la aviación hasta la energía, incluso la tecnología de la información, la posibilidad de errores es una constante que pone en riesgo su estabilidad y fiabilidad. Pero lo que verdaderamente representa una amenaza es cuando estos errores se acumulan y se interrelacionan, formando lo que se conoce como cadena de errores. Este fenómeno ha sido responsable de algunos de los desastres más notables de la historia reciente, y entender su dinámica es clave para evitar tragedias en el futuro.

«En los sistemas complejos, un solo error rara vez es la causa del desastre; es la acumulación de pequeños fallos lo que desencadena las tragedias.»

¿Qué es una cadena de errores?

La cadena de errores ocurre cuando varios fallos pequeños se alinean para provocar un fallo catastrófico. Cada error individual puede parecer insignificante o controlable por sí solo, pero al sumarse crean un contexto en el que el sistema completo se vuelve vulnerable. La teoría del modelo del queso suizo, desarrollada por el psicólogo James Reason, es una forma común de explicar este concepto.

Imagina varias rebanadas de queso suizo apiladas: cada capa representa un nivel de defensa o protección. Sin embargo, cada rebanada tiene agujeros (fallos potenciales). Si todos estos agujeros se alinean, crean un túnel que permite que el error atraviese todas las capas de protección, causando un fallo en el sistema.

 

Ejemplos históricos de cadenas de errores

Este concepto es fácilmente observable en algunos de los mayores desastres industriales y tecnológicos. Veamos algunos ejemplos que nos ayudan a entender cómo una serie de pequeños fallos pueden desencadenar grandes catástrofes:

1.-El accidente del vuelo JK5022 de Spanair: En 2008, el vuelo JK5022 de Spanair se estrelló en el aeropuerto de Barajas, Madrid, causando la muerte de 154 personas. Los informes posteriores revelaron que este accidente no fue causado por un solo fallo, sino por una serie de errores que se fueron sumando. La aeronave no estaba en condiciones de despegar, pero la alarma que debía advertir de esto no sonó, los técnicos no identificaron fallos previos y hubo un mal manejo de los procedimientos de mantenimiento. Estos errores combinados resultaron en una tragedia evitable.

2.-Accidente del tren en Santiago de Compostela (2013): El 24 de julio de 2013, un tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol descarriló en Santiago de Compostela, provocando la muerte de 79 personas. La investigación reveló una cadena de posibles errores humanos y técnicos. La curva donde ocurrió el accidente era peligrosa y debía haberse limitado la velocidad del tren. Sin embargo, el maquinista no recibió ninguna advertencia y el tren circulaba a una velocidad excesiva sin ningún mecanismo automático que lo frenara.

La ausencia de controles de seguridad en un tramo que los requería y la falta de supervisión del conductor generaron una combinación fatal de errores. El caso subrayó cómo los errores humanos, sumados a la falta de controles técnicos, pueden derivar en una tragedia​(Artículo Cadena de Erro…)(Cadena de errores).

3.-El desastre de Chernóbil: Uno de los ejemplos más trágicos y conocidos de una cadena de errores es el accidente de la planta nuclear de Chernóbil en 1986. En este caso, una serie de decisiones erróneas, fallos de diseño y negligencia en los procedimientos de seguridad llevaron a una explosión catastrófica. Cada fallo fue relativamente pequeño, pero juntos provocaron el peor desastre nuclear de la historia.

4.-La explosión del transbordador espacial Challenger: En 1986, el transbordador espacial Challenger se desintegró poco después de despegar, causando la muerte de sus siete tripulantes. La causa directa fue un fallo en un anillo de sellado debido a la baja temperatura en el momento del lanzamiento. Sin embargo, el fallo fue parte de una cadena de decisiones deficientes, mala comunicación y presión de los directivos para lanzar el transbordador. La combinación de estos factores creó una cadena de errores que resultó fatal.

 

Las cadenas de errores en sistemas complejos

Los sistemas complejos, como los de la aviación, la generación de energía, y los sistemas informáticos de gran escala, dependen de múltiples capas de seguridad y controles para prevenir errores. Sin embargo, esta misma complejidad puede dificultar la identificación de riesgos potenciales. Cada capa en el sistema de seguridad puede parecer independiente, pero cuando se suma la interconexión entre componentes y la naturaleza impredecible de algunos fallos, el sistema completo puede volverse muy frágil.

Factores que contribuyen a las cadenas de errores

Existen varios factores que contribuyen a la formación de cadenas de errores en sistemas complejos:

  1. Dependencia de procesos y personas: En muchos sistemas complejos, los procedimientos dependen de personas y procesos específicos. Si un trabajador omite un paso o interpreta mal una directiva, puede crear un error que luego se transfiere al resto del sistema.
  2. Interdependencia de los sistemas: En sistemas complejos, los componentes individuales están a menudo interrelacionados. Esto significa que el fallo en un componente puede afectar a otros, creando una cadena de consecuencias que es difícil de prever y controlar.
  3. Condiciones de trabajo y presión de tiempo: Muchas veces, los empleados de un sistema complejo están sometidos a altas presiones para cumplir con los plazos. Esto puede llevar a que se omitan pasos importantes o a que se tome la decisión de ignorar un fallo, pensando que es intrascendente, cuando en realidad puede ser el inicio de una cadena de errores.
  4. Subestimación de riesgos menores: Los pequeños errores suelen pasarse por alto o tratarse como problemas menores. Sin embargo, cuando varios errores menores se alinean, pueden crear una falla sistémica. Esta subestimación es común en entornos donde los problemas se perciben como aislados.

Estrategias para prevenir las cadenas de errores

Prevenir una cadena de errores en sistemas complejos es difícil, pero no imposible. Hay estrategias clave que pueden ayudar a reducir la posibilidad de que estos fallos se alineen de forma catastrófica.

  1. Promover una cultura de seguridad

En muchos accidentes, se ha identificado que una cultura de seguridad deficiente fue un factor significativo. Esto incluye la presión para cumplir con plazos y presupuestos, la falta de comunicación entre niveles jerárquicos y la falta de preparación para reconocer y corregir errores menores antes de que se conviertan en problemas graves. Crear una cultura de seguridad sólida es esencial para que todos los empleados se sientan con la responsabilidad y confianza de informar sobre problemas sin temor a represalias.

  1. Simulaciones y pruebas de estrés

Una de las herramientas más efectivas para identificar puntos débiles en sistemas complejos es realizar simulaciones y pruebas de estrés regulares. Estas pruebas pueden ayudar a identificar cómo los errores podrían propagarse en el sistema, permitiendo a los gestores anticipar problemas antes de que ocurran en el mundo real.

  1. Redundancia en los sistemas de seguridad

Añadir redundancias en los sistemas de seguridad es otra medida importante. Al crear capas adicionales de protección, se asegura que si un fallo ocurre, no se traducirá directamente en un fallo catastrófico. En la industria de la aviación, por ejemplo, los aviones tienen múltiples sistemas de respaldo para evitar que un solo fallo técnico conduzca a un accidente.

  1. Capacitación y entrenamiento continuo

El personal que trabaja en sistemas complejos debe recibir capacitación continua para mejorar su habilidad de detectar y reaccionar ante errores potenciales. Esto incluye no solo formación técnica, sino también entrenamiento en gestión de riesgos y en cómo reconocer la interdependencia entre sus tareas y el sistema completo.

  1. Implementación de sistemas de monitoreo automatizados

Los sistemas automatizados pueden ayudar a identificar patrones de errores que los humanos podrían no detectar. La inteligencia artificial y el análisis de datos pueden ser particularmente útiles para monitorear sistemas complejos, ya que pueden procesar grandes cantidades de información y detectar señales de alerta temprana.

El papel de la tecnología en la prevención de errores

A medida que avanzamos en la era digital, la tecnología puede ser tanto un aliado como una fuente de nuevos riesgos en sistemas complejos. Herramientas como la inteligencia artificial, el análisis predictivo y el mantenimiento preventivo permiten una vigilancia constante de los sistemas, alertando sobre posibles errores antes de que se materialicen.

Sin embargo, confiar ciegamente en la tecnología también puede ser peligroso. La automatización puede crear una falsa sensación de seguridad, donde los operadores humanos se vuelven complacientes o no intervienen ante señales de advertencia. Un buen ejemplo es el software de control automático en aviones, que ha ayudado a mejorar la seguridad pero también ha contribuido a accidentes cuando los pilotos no estaban preparados para intervenir manualmente.

 

El concepto de la cadena de errores subraya la importancia de la supervisión constante y la preparación. Los sistemas complejos no solo dependen de tecnologías avanzadas y múltiples capas de seguridad, sino también de las personas que los gestionan y supervisan. Para prevenir tragedias en el futuro, es esencial crear entornos donde todos los involucrados tengan el conocimiento y los recursos para identificar y responder a los errores antes de que se conviertan en una cadena de fallos incontrolable.

Las cadenas de errores nos recuerdan que, en sistemas complejos, cada pequeña acción o decisión importa, y que la seguridad depende de la capacidad de detectar y corregir esos pequeños errores antes de que se alineen en un desastre.

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