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La inteligencia artificial (IA) y la minería de criptomonedas están revolucionando el mundo, pero con un coste: un consumo energético descomunal. Mientras en algunos países se apuesta por cerrar las centrales nucleares, en otros la energía nuclear resurge como la gran salvación para abastecer la creciente demanda eléctrica de estos sectores en auge.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que los centros de datos consumieron 460 teravatios hora (TWh) en 2022, y esta cifra podría duplicarse en apenas cuatro años, superando los 1.000 TWh en 2026. Para ponerlo en perspectiva: esto equivale a más de un tercio de la electricidad total generada por todas las plantas nucleares del mundo en un año.

El crecimiento de la IA está impulsado por modelos cada vez más sofisticados que requieren enormes volúmenes de datos y procesamiento computacional. Entrenar una sola IA avanzada puede consumir más de 1 gigavatio hora (GWh), lo que equivale al consumo de electricidad de cientos de hogares durante un año. Modelos como ChatGPT o DALL·E dependen de clústeres masivos de servidores que funcionan 24/7, elevando las necesidades energéticas de manera exponencial.

La minería de criptomonedas no se queda atrás. Bitcoin, la más popular de todas, ya consume más energía que países enteros como Argentina o los Países Bajos. Este consumo no solo proviene del proceso de minería en sí, sino también del creciente número de transacciones y la expansión de redes como Ethereum. La transición de Ethereum a un modelo de «prueba de participación» ha reducido su consumo energético en más del 99%, pero Bitcoin y otras criptos siguen dependiendo de la tradicional «prueba de trabajo», que demanda cantidades masivas de electricidad.

El consumo energético de la IA y las criptos: un monstruo imparable | Dynatec

Además, los centros de datos de empresas tecnológicas como Amazon, Google y Microsoft están multiplicándose a nivel mundial, y con ellos, la demanda de fuentes de energía confiables y sostenibles. El crecimiento del cloud computing, el edge computing y la IA generativa está poniendo una presión sin precedentes sobre las infraestructuras energéticas existentes.

Ante este panorama, la pregunta es clara: ¿de dónde saldrá toda esta electricidad?

SMR: La nueva generación de reactores nucleares

Una de las respuestas más innovadoras viene de los reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés). Se trata de reactores nucleares compactos, seguros y eficientes, diseñados para proporcionar energía limpia y estable sin los costes y tiempos de construcción de una planta nuclear tradicional.

Los SMR tienen una capacidad de 300 megavatios, frente a los 1.000 megavatios de una central convencional, pero cuentan con ventajas clave:

  • Menor tiempo de construcción: Se ensamblan en fábrica y se transportan listos para operar.
  • Mayor seguridad: Diseños mejorados que reducen el riesgo de accidentes.
  • Menos necesidades de combustible: Mientras una central nuclear convencional debe recargar combustible cada 1-2 años, un SMR puede operar hasta 7 años sin necesidad de recarga.
  • Flexibilidad geográfica: Pueden instalarse en zonas remotas sin acceso a la red eléctrica tradicional.

Estos reactores no solo pueden suministrar energía constante a los centros de datos y granjas de minería cripto, sino también servir de respaldo para energías renovables como la solar y la eólica, ayudando a la descarbonización.

La carrera nuclear: países y empresas tecnológicas a la vanguardia

Mientras España sigue adelante con su plan de cierre nuclear, otros países han decidido apostar fuerte por los SMR:

  • Estados Unidos y China lideran el desarrollo con varios reactores en fase de construcción o pruebas.
  • Francia, Canadá y Reino Unido también tienen proyectos en marcha.
  • Países emergentes como Estonia, Polonia, Indonesia y Arabia Saudí estudian la viabilidad de incorporar SMR a su mix energético.
  • La Comisión Europea ha lanzado una alianza industrial para acelerar la implantación de estos reactores a partir de 2030.

Pero los gobiernos no son los únicos interesados. Las grandes tecnológicas ya han movido ficha:

  • Amazon invertirá 500 millones de dólares en reactores SMR para alimentar sus centros de datos.
  • Google planea construir siete reactores para abastecer su infraestructura de IA antes de 2030.
  • Microsoft ha anunciado que reabrirá una planta nuclear cerrada para garantizar el suministro de energía estable a su cloud computing y IA.

Las criptomonedas tampoco se quedan atrás. Algunas granjas de minería ya están conectándose a reactores nucleares, apostando por una minería «limpia» que no dependa de combustibles fósiles.

¿Una solución o un nuevo debate?

El resurgir de la energía nuclear no está exento de controversia. Aunque los SMR ofrecen ventajas en seguridad y sostenibilidad, también generan dudas:

  • La gestión de residuos nucleares sigue siendo un problema sin resolver.
  • El alto coste inicial de los SMR podría dificultar su adopción en el corto plazo.
  • Los tiempos de regulación son largos, lo que retrasa su implementación.

A pesar de estos desafíos, la realidad es que la demanda energética de la inteligencia artificial y las criptomonedas sigue creciendo a un ritmo imparable. Y si queremos mantener este nivel de innovación sin devastar el planeta, la pregunta no es si debemos adoptar nuevas soluciones energéticas, sino cuáles y cuándo.

El consumo energético de la IA y las criptos: un monstruo imparable | Dynatec

La era nuclear 2.0 está aquí

Los SMR están posicionándose como una de las respuestas más viables al tsunami energético que se avecina con la IA y las criptomonedas. Mientras algunos países siguen debatiendo sobre el futuro de la energía nuclear, otros ya están dando los primeros pasos hacia una nueva era de reactores pequeños, seguros y eficientes.

¿Será la energía nuclear la clave para sostener la revolución tecnológica? A juzgar por las inversiones y movimientos de los gigantes tecnológicos, la respuesta parece ser un rotundo «sí».

 

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